jueves, 2 de abril de 2009

MORIR POR VEINTE PESOS

( http://www.contactopolitico.com.ar/ ) En un país que tiempo atrás se consideraba seguro, ha crecido la criminalidad juvenil y el nivel de violencia contra grupos vulnerables como los ancianos. Hoy es posible perder la vida al ser robado o secuestrado.
Es moneda corriente leer en los diarios sobre asesinatos, homicidios, robos a mano armada, secuestros. La sociedad está sumida en los crecientes índices en materia de seguridad. Las políticas actuales sociales y legales no son las adecuadas, los dirigentes hablan del tema o lo toman como elemento de marketing político y la sociedad se queja pero no toma conciencia de que debe actuar en pos de un pedir cambio y acciones inmediatas y a largo plazo.
El oficialismo se jacta de hablar sobre la redistribución de la riqueza y las políticas de inclusión social, lo que debe circunscribir, es innato al problema, la seguridad. La realidad es cruda y en el país existen altos índices de pobreza y marginalidad, acompañado de la deficiente implementación educativa y de la creciente comercialización de la droga.
La oposición se dedica a hablar sobre la problemática del campo y a discutir con el oficialismo sobre este tema. Sin embargo a esta altura ya deberían ponerse de acuerdo y dejar de batallar, oficialismo, dirigentes ruralistas y oposición partidaria.
Estamos sufriendo un problema serio, el de la perdida de vidas humanas. La seguridad no forma parte, ni es un adorno de campañas preelectorales.
¿Y los argentinos qué hacemos al respecto? Nos quejamos, pero todo termina ahí, en el miedo, lo que lleva a aceptar y resignar la imposición de un orden con violencia y por lo tanto a convertirnos en "derrotados sociales".
Es importante que el país reclame políticas sociales y legales para solucionar el tema y controle que los nuevos proyectos legislativos no queden cajoneados en un escritorio.
"No esperemos a que nos toquen el bolsillo para salir a la calle". Somos un país demasiado dúctil, manso.
De nada sirve tener más cuerpos policiales en las calles con capacidad operativa para vigilar, controlar, disciplinar y normalizar las conductas humanas si el tema no se encara de raíz, con asistencia y educación social en los sectores donde se genera el delito, los estratos sociales extremos de pobreza, faltos de educación y empleo.
Es innegable que este problema no se soluciona de un día para otro, sin embargo, contamos con jueces y legisladores aptos para empezar a encarar el tema, solo que los intereses individuales y políticos en la mayoría de los casos pueden más. Es importante un cambio de consciencia social, lo que nos incluye a todos, mas allá del rol u estrato social al que cada uno pertenezca.

Por los periodistas: Alicia villagra / Mónica Laborda /Guillermo Monachessi.

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