Que no te nieguen el pan
dorado y fértil de tu trabajo.
El telar y la fábrica.
El barro accesible de los sueños
tomando vida
en tus manos de grácil artesana.
El huerto y el taller,
la universidad y los fogones.
La sabiduría de tu oficio
congregando frutos y poemas
en el árbol irrepetible de la historia.
Pero tampoco las rosas
hondas y fragantes del descanso.
Tu legítima herencia
de bosques y playas.
La complicidad del sol
en tu piel de niña.
El placer del mar
cuando se ha llorado…
Ana Rosa Fernández
El contenido y la expresión de este poema, encierra la esencia exquisita de los que significa “ser mujer”.
Alicia Boff, Congresal por el Partido Justicialista de Ensenada
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