Hace tan sólo unos días, PepsiCo Argentina abandonó la fábrica de Florida alegando problemas de costos, en un vago y desganado intento por explicar la imposibilidad de continuar funcionando. Cuando los trabajadores tomaron la planta en defensa de su trabajo, el gobierno de la provincia de Buenos Aires respondió con una movilización represiva de las fuerzas de seguridad, que desató un duro cuestionamiento a las políticas de María Eugenia Vidal en relación al manejo de las manifestaciones.
La explicación que dieron los directivos de PepsiCo para dejar a 700 trabajadores en la calle se antoja insuficiente. Máxime, teniendo en cuenta que existen datos concretos del funcionamiento de la empresa y del comportamiento de sus directivos, que difícilmente justifiquen la medida llevada a cabo.
En primer lugar, la empresa continúa funcionando, sólo que ahora importan los productos desde Chile y evitando así tener que emplear a trabajadores argentinos. Por otro lado, la empresa declaró una facturación de 4.800 millones de pesos durante el 2016, lo que la ubica dentro del selecto grupo de las de mayor facturación del país. Esto se contradice con su figura jurídica. PepsiCo está registrada como Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL), que suele ser la figura legal bajo la que se inscriben las Pymes. El quid de la cuestión es que el capital social de la empresa está constituido exclusivamente por el aporte de los socios, y ante una situación de quiebra la sociedad sólo responde con dicho capital social, que por lo general está muy subestimado.
Han existido, además, numerosos movimientos sospechosos en las cuentas de la empresa. A modo de ejemplo, durante la asamblea de socios N°33361, de abril del año 2016, la empresa aumentó de un plumazo su capital social, que pasó de 21 a 592 millones de pesos en un día.
Otra rareza de la empresa es que en el mismo domicilio se encuentra registrada otra sociedad llamada “Elaboradora Argentina de Cereales SRL”, que comparte el mismo directorio con PepsiCo. De este modo, en el mismo domicilio hay dos empresas distintas, compartiendo la misma nómina de trabajadores
Esto se hace aun más sospechoso si tenemos en cuenta que el mismo día que PepsiCo aumentó estruendosamente su capital social en el curso de una asamblea de socios, la empresa Elaboradora Argentina de Cereales SRL, ubicada como mencionamos en el mismo domicilio, corrió la misma suerte, aumentando en 24 horas su capital social de 1,6 millones a 107 millones de pesos.
Quien maneja los hilos de este extraño armado de empresas es Marcelo Bombau, empresario ligado a Gustavo Lopetegui, actual vicejefe de Gabinete de Mauricio Macri. Bombau también es CEO de Clarín, y figura en los directorios de Cablevisión S.A.; Telearte S.A. (Canal 13); Torneos y Competencias S.A. y Milkaut S.A.
Lo preocupante, además de su participación en la mayoría de las empresas aliadas al gobierno actual, son sus sociedades offshore. Su nombre aparece vinculado al escándalo de los Panamá Papers a través del estudio jurídico M&M Bomchil, del cual Marcelo Bombau es socio a cargo del área de Fusiones y Adquisiciones, Telecomunicaciones y Medios. En la página del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), todavía se puede observar la estructura de catorce empresas off shore que montó el estudio jurídico para la fuga de divisas.
Se repite el mismo modelo, una y otra vez. El gobierno que vino a cambiarlo todo, sólo atina a intensificar y hasta duplicar lo que se daba. Empresarios amigos del poder que se ubican impunemente por encima de cualquier ley, natural o estatal, y que ganan cientos de millones a costa de la pérdida de los trabajadores. La solución, el verdadero cambio, no se alcanza a ver en ningún lado y, ciertamente, no en éste gobierno. (www.REALPOLITIK.com.ar)
Se repite el mismo modelo, una y otra vez. El gobierno que vino a cambiarlo todo, sólo atina a intensificar y hasta duplicar lo que se daba. Empresarios amigos del poder que se ubican impunemente por encima de cualquier ley, natural o estatal, y que ganan cientos de millones a costa de la pérdida de los trabajadores. La solución, el verdadero cambio, no se alcanza a ver en ningún lado y, ciertamente, no en éste gobierno. (www.REALPOLITIK.com.ar)