CRÓNICAS PERONISTAS: Crucero17 de Octubre

Los marinos del crucero ARA “General Belgrano” saben las reglas del juego. Esperan, con esa tensión que oscila entre la vida y la muerte, que no haya ataque submarino. En la Argentina son las cuatro de la tarde.
En Londres, ese mismo domingo 2 de mayo de 1982, a las nueve de la noche, Margaret Thatcher no espera ni vacila. La orden es directa, clara y aterradora:
– ¡Hundan al Belgrano!
La recibe el capitán Chris Wreford Brow, comandante del submarino nuclear HMS Conqueror. Y empieza a escribir el réquiem.
– ¡Fire!

El Belgrano hundiéndose.

Un torpedo pasa debajo del Belgrano hiere partes vitales y le quita energía: preludio sombrío. El capitán del Conqueror grita "¡Fire!" dos veces más. El segundo y demoledor proyectil fantasma le borra quince metros de proa. El tercero no lo toca. Pero los daños son irreversibles.

Veintitrés minutos después de la primera explosión, el capitán Héctor Elías Bonzo ordena abandonar el crucero. El Belgrano –una leyenda–, ya inclinado después del primer torpedo, ha sufrido una segunda explosión. Está condenado: morirá. Morirá en ese mar furioso y ese viento implacable y entre los gritos desesperados de sus hombres. El más funesto de los escenarios: salvarse es casi imposible. De los 1093 tripulantes, mueren 323; sólo el primer torpedo mata a 274 hombres

Crucero Gral Belgrano (ex 17 de Octubre) amarrado en el Puerto de Bs As (Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)

LA HISTORIA OCULTADA DEL ARA “GENERAL BELGRANO”

Oficialmente el 17 de octubre de 1951 la República Argentina adquiere dos cruceros ligeros del tipo Brooklyn, preservados por EEUU mediante cubierta hermética y deshumidificador desde el final de la II Guerra Mundial. El buque Phoenix recibe el nombre de C4 “17 DE OCTUBRE” u su primer comandante fue el capitán de navío Adolfo Piva.

Era una unidad ágil que podía operar con el resto de la escuadra y mantener las velocidades de los destructores y demás cruceros. Su potencial ofensivo tampoco era desdeñable: a los 15 cañones hay que añadir 8 de 127/25 mm y casi una treintena de Bofors antiaéreos de 40/60 mm. Su hangar, asimismo, permitía albergar hasta 4 aparatos.

El Almirante Rojas baja del Crucero General Belgrano,(ex 17 de Octubre) en el puerto de Buenos Aires al triunfar la Revolución Libertadora.

El ARA “17 de Octubre”, bajo el mando de su comandante, Capitán de Navío Carlos Bruzzone, se sumó al levantamiento del 16 en septiembre de 1955 contra el gobierno constitucional de General Perón. El domingo 18, Isaac Rojas trasladó su comando al crucero “17 de Octubre” y ordenó "el bloqueo de todos los puertos argentinos".

El lunes 19 se bombardeó la destilería de Mar del Plata y se intimó al gobierno a rendirse bajo la amenaza de bombardear la destilería de La Plata y objetivos militares de la Capital Federal. La respuesta del gobierno llegó a las 13 horas: El Ministro de Guerra leyó por radio un mensaje de Perón al Ejército instando a una tregua para poner fin a las hostilidades.

El 22 de septiembre de 1955, el entonces comandante en jefe de la Marina de Guerra en Operaciones, contralmirante Isaac Francisco Rojas, dictó una resolución designando “General Belgrano” al crucero ex “17 de Octubre”.

En la primera mitad de los años 70 se produjo el desmantelamiento de la División de Cruceros: en 1974 fue retirado “La Argentina”, y en 1977 el “9 de Julio”. El Belgrano (ex – “17 de Octubre”) quedó como el único y último crucero argentino, con los días contados ya que para 1982 estaba prevista su baja y posible conversión en museo en los EEUU ya que era el último buque superviviente de Pearl Harbor a flote.

Otro fue su destino más glorioso: El veterano crucero zarpó en 1982 desde Ushuaia con 1201 hombres a bordo y con la misión de constituir la boca meridional del ataque en tenaza que la FLOMAR pretendía llevar a cabo. No tardaría en hundirse el último crucero argentino, el único que participó en dos guerras, y el primer y hasta hoy único buque hundido por un SSN. Sus tripulantes caídos descansan en paz en un punto indeterminado del Atlántico Sur, en un panteón helado custodiado por el nombre del creador de la bandera y arropado amorosamente por el cálido día de primavera de 1945, que algunos se empeñan en borrar, cuando miles de hombres y mujeres anónimos cambiaron la historia social de nuestro país.